|
|
|
Imagen tomada de: http://sexualidadadolescente.mifotoblog.com
|
La educación de la sexualidad de las niñas, niños y jóvenes con
discapacidad, constituye aún una asignatura pendiente en los programas
de educación especial y en los modelos de inclusión a la educación
regular de esta población. Las dificultades que de esto se derivan no
solo tienen relación con las conductas o comportamientos sexuales que se
hacen manifiestos en la pubertad y adolescencia y que preocupan a
padres, maestros y otros profesionistas. La falta de educación de la
sexualidad incide negativamente en el desarrollo integral del menor con
discapacidad y en sus posibilidades de ser un adulto sexualmente
competente.
¿Quiénes son responsables de proporcionar la educación de la sexualidad a
esta población?, ¿qué estrategias pueden resultar efectivas para
garantizar aprendizajes significativos en esta materia?, ¿cómo afecta la
discapacidad el comportamiento, la actividad y la respuesta sexual de
las personas?
Las etapas del desarrollo de la sexualidad son casi universales. Sin
embargo, el momento en que estas ocurren puede variar, particularmente
en un menor con discapacidad, aun cuando la secuencia de eventos sea
básicamente la misma. En algunas discapacidades puede haber variables
específicas que pueden ayudarnos a predecir alteraciones en el
desarrollo de la sexualidad del menor. Algunas de estas alteraciones
requieren de la intervención directa y específica por parte de los
padres u otros cuidadores.
La educación de la sexualidad inicia tempranamente de manera informal y
continua en cada etapa posterior a través de la información de los
padres y del ambiente familiar. Es importante reconocer que el niño es
un ser sexual y validar las preocupaciones de los padres relacionadas
con la sexualidad. Desarrollar apropiadamente las intervenciones para
favorecer habilidades sociales y sobre sexualidad reduce el riesgo de
explotación y abuso sexual.
Utilizar un lenguaje simple y apropiado y haciendo uso de la repetición y
de material audiovisual es muy útil. Las experiencias estructuradas de
aprendizaje sobre habilidades sociales e información sobre sexualidad
son importantes para los menores con discapacidad debido a sus limitadas
oportunidades para el aprendizaje cotidiano de esta materia. En todas
las personas con discapacidad existe la capacidad de aprender cómo
utilizar las habilidades sociales y la información sobre sexualidad que
pueda mejorar la calidad de vida.
Previo a establecer y proporcionar programas de educación de la
sexualidad en la escuela o en otros espacios, es importante informar a
los padres y resolver cualquier preocupación que puedan tener al
respecto del tema. Los padres de personas con y sin discapacidad han
crecido con la idea de que dar educación de la sexualidad puede
interesar prematuramente a los niños en el sexo e involucrarlos en
actividades sexuales. La investigación ha demostrado que no es el caso.
Los padres de personas con discapacidad frecuentemente temen que sus
hijos no logren establecer relaciones satisfactorias o que puedan ser
utilizados o lastimados si se involucran en estas. La variedad de
valores y sistemas morales puede ser también un área de preocupación
para los padres en relación a los educadores de la sexualidad.
La educación de la sexualidad puede transcurrir a todo lo largo del
desarrollo del niño. Puede ir desde un programa general de identidad de
género que se inicie en preescolar asociado con las habilidades de
socialización y comunicación apropiadas para cada edad; para agregar los
temas de anatomía, fisiología, comportamiento sexual responsable,
consecuencias sociales del comportamiento, infecciones de transmisión
sexual, y anticoncepción en los grupos de adolescentes. La educación de
la sexualidad en ocasiones incluye otros tópicos como vida en familia,
las diferencias entre chicos y chicas, herencia y desarrollo de
competencias para las citas.
Las personas con y sin discapacidad hacen ajustes individuales de sus
necesidades sociales y sexuales. Hay diversas formas de ser sexualmente
activo y de expresar la propia sexualidad que varían con las habilidades
y los intereses personales. Es particularmente importante para los
adolescentes con lesión medular por ejemplo, u otro tipo de
discapacidades que disminuyen la sensibilidad pélvica entender esta
situación y saber que el orgasmo extra genital es posible.
Puede haber diferentes aproximaciones desde las necesidades educativas
especiales en la educación de la sexualidad. Algunas aproximaciones
incluyen (a) el uso de películas que demuestren comportamientos
sociales, (b) role playing en una situación controlada, y (c)
instrucción personalizada en la que cada estudiante modela una actividad
después del instructor.
Otra aproximación denominada el Sistema de los Círculos, instruye a
las personas con trastornos del desarrollo o déficit cognitivo acerca de
varios aspectos sobre sexualidad, incluyendo interacciones sociales
apropiadas. Este sistema utiliza estímulos auditivos, visuales y motores
para enfrentar diversas situaciones sociales y sexuales. Se trata de un
medio específico y concreto de ayudar al individuo a entender que
varias personas pueden apropiadamente entrar a su círculo social. En un
área relacionada, los programas han sido propuestos para dar pasos
concretos en la instrucción de mujeres jóvenes con trastornos de
desarrollo o déficit cognitivo sobre la menstruación y cómo cuidarse en
ese periodo.
La educación y consejería sexual puede ser extremadamente específica
dependiendo de la condición de discapacidad, las preguntas al respecto, y
las implicaciones reproductivas. Por ejemplo, una mujer con parálisis
cerebral y diplejía espástica puede estar interesada en recibir
información sobre los efectos de la espasticidad en la vagina debido a
la espasticidad en los músculos aductores de sus caderas. Ella puede
preguntar sobre posiciones específicas que pueden ser más confortables
para el coito, y puede también hacer preguntas específicas sobre
genética, embarazo y parto.
La educación de la sexualidad debe incluir también consejería genética,
Aproximadamente el 5% de los nacimientos conllevan algún tipo de
deficiencia física o mental, incluyendo anomalías físicas que requieren
intervención quirúrgica. Si un padre potencial presenta una
discapacidad, el riesgo de tener un hijo con una deficiencia se
incrementa otro 5% sumado al riesgo específico si es una mujer con
discapacidad, Si la discapacidad de la persona fue debida a traumatismo,
no hay riesgo genético adicional. Si, por otro lado, la discapacidad es
genética, el riesgo adicional debe ser evaluado. Para cada diagnóstico
una intervención muy específica puede y debe darse a los padres
potenciales.
MDS Irene Torices Rodarte, Directora general GEISHAD AC,
geishad@geishad.org.mx
Recuerda que no se dice minusválido, ni tampoco se debe emplear la
expresión personas con capacidades diferentes o personas con capacidades
especiales y mucho menos discapacitados. El término correcto es Personas con Discapacidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario